Tomado de Trabajadores
Por Angélica Paredes
27/10/2017
Cuando el pasado 9 de agosto Cuba y el mundo conocieron la Declaración emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano acerca de la presunta ocurrencia de incidentes que causaron supuestas afecciones auditivas a funcionarios de la embajada estadounidense en La Habana y sus familiares, no pocas personas formularon la misma interrogante: ¿dónde están las evidencias?
Y hasta hoy, quienes conocen bien la esencia ética y apegada a los principios del Derecho Internacional que distingue a Cuba, continúan preguntándose: ¿por qué no ha sido posible establecer ninguna hipótesis investigativa acerca del origen de estos hechos que por su naturaleza son eminentemente sensoriales? La respuesta para muchos es clara como el agua.
Tampoco se han identificado posibles autores ni personas con motivación, intención o medios para ejecutar este tipo de acciones, ni se ha establecido la presencia de personas o medios sospechosos en los lugares donde se reportaron los alegados incidentes. Un funcionario cubano vinculado con las investigaciones aseveró que “las autoridades cubanas no poseen ni están relacionadas con el equipamiento ni la tecnología que pueda ser utilizada con fines similares a los descritos como ataques acústicos”.